Proverbio Inca
“Si no puedo avanzar, empújenme ustedes. Es posible que me equivoque, pero jamás traicionaré la lucha del pueblo”
Como todos los días 30 de cada mes, los familiares, sobrevivientes, y amigos de las víctimas marcharon reclamando por una justicia que tarda mucho en llegar.
A pesar de haberse realizado el primer juicio, los dictados de las sentencias no dieron la sensación de haber “hecho justicia”.
Las sentencias
- Emir Omar Chabán (ex Gerenciador de Cromañón): condenado a 20 años de cárcel por el delito de incendio doloso seguido de la muerte de 193 personas y heridas en 1432 personas y cohecho activo.
Cada año las marchas del 30 de diciembre convocan a muchas personas que se sienten solidarios con las víctimas y sus familias. Pero este año se notó una disminución en la participación popular. ¿será acaso, que la sociedad en su conjunto olvidó el dolor de la tragedia?, ¿ tenemos poca memoria, y es por ese motivo que el principal responsable político (Aníbal Ibarra) ocupa hoy una banca de legislador?, ¿ o quizá pensamos que los motivos por los que ocurrió el incendio ya están superados?, ¿ nos damos cuenta que República de Cromagnon puede suceder nuevamente en ese, o en otro ámbito?.
194 fueron las víctimas directas, muchos de los sobrevivientes continúan aún con problemas de salud; pero el dolor por la injusticia, los manejos y la hipocresía de ciertos políticos, aumentaron la cifra llevándose las vidas de muchos familiares que enfermaron transitando la lucha por obtener precisamente JUSTICIA.
El colectivo de trabajo que realizó el ciclo “Pensar Cromañón” nos deja un análisis que toda la sociedad debería meditar:
CROMAÑÓN forma parte de la disputa por los derechos humanos. CROMAÑÓN, aún siendo el hecho más trágico que recuerde la Ciudad de Buenos Aires, aún habiendo producido tantos muertos como el atentado de Atocha y una cifra cercana al hundimiento del Crucero Belgrano, en una muerte colectiva evitable, no es asumido ni acompañado socialmente de un modo decidido. De hecho, dio lugar a uno de los mecanismos más perversos que en nuestro país funcionan desde hace décadas: la culpabilización de la víctima y la deslegitimación de su discurso y su accionar.
A estos mecanismos nefastos queremos decirles NUNCA MÁS. Como le hemos dicho NUNCA MÁS a las dictaduras, NUNCA MÁS al terrorismo de Estado, hoy queremos decir NUNCA MÁS a la falta de memoria, a la corrupción, a la impunidad, a las formas corruptas de hacer negocios, de hacer política, de hacer “justicia”, NUNCA MÁS a la muerte absurda de nuestros jóvenes.”
Y DICIENDO QUE LOS PIBES SIGUEN PRESENTES
El 28 de noviembre del 2009, se realizó la primera la “Kermes del Sur”, en nuestro querido Parque Patricios.
En el centro del parque se montaron los distintos puestos, que cada una de las distintas organizaciones convocantes preparó, con la consigna “En defensa de los espacios públicos y comunitarios; por una cultura para todos”, abarcando por ejemplo: desde las denuncias a la UCEP por violaciones a los DDHH, las irregularidades y la corrupción en la creación de la Policía Metropolitana y el nombramiento de sus funcionarios ligados con la represión, la exigencia de una mejor política educativa, la defensa de los espacios culturales populares, hasta las propuestas alternativas al Distrito Tecnológico.
Desde las 16 hs., cerca de 500 personas de distintas edades, (pero sobre todo chicos acompañados por sus padres), disfrutaron de los distintos juegos que denunciaban las diferentas temáticas de los mismos.
Durante el transcurso de la tarde actuó un trío vocal femenino, ofreciendo un bello repertorio folclórico, luego los Pompapetrillazos brindaron temas de su espectáculo, dando así un cierre emotivo a esa tarde especial, que contó con la muy buena animación y musicalización de Radio Abierta.
Convocaron a la primera Kermes del Sur: Radio Abierta de Parque Patricios, Centro Cultural y Artístico El Cántaro, UTE juventud, Peña Leguera, Colectivo Constructor de Sueños, IRE, Teatro de la Goma, Pan del Borda, Poder Barrial, Los Pómpapetrillazos, Compadres del Horizonte, y Espacio Asambleario de Parque Patricios.
Desde ya esperamos contarlos entre los presentes para la próxima Kermes Del Sur, de la que les avisaremos próximamente.
La ceremonia comenzó descubriendo una placa-baldosa, como homenaje a los compañeros detenidos desaparecidos de Pompeya.
Durante la jornada, distintos artistas, pintaron varios murales sobre las paredes de fondo de la plaza, mientras desde la Radio Abierta podíamos escuchar los reportajes que se iban sucediendo: al grupo de muralistas, a las “Madres contra el paco”, a los representantes de la Juventud Comunista de Pompeya, a la Diputada Delia Bisuti, a la compañera Dora Molina. Los compañeros Elisa Tokar y Alberto Sandoval presentaron al grupo de teatro comunitario “Contagiados de alegría” (integrado por personas de distintas edades que se encuentran en el Espacio Venas Abiertas), quienes hicieron una breve introducción de su obra, próxima a estrenar.
Un grupo de música latinoamericana nos deleitó con sus ritmos y su canto, se leyeron algunos textos de compañeros del “Espacio Político y Cultural Venas Abiertas”, e invitaron a los compañeros del Espacio Asambleario de Parque Patricios allí presentes, a leer el nuestro.
Rocky interpretó unos temas acompañado por su armónica, dando cierre a una emotiva actividad.
Mientras los niños jugaban enlaplaza,lasvoces de los compañeros
y compañeras acercaban estas palabras:
"Memoria de baldosa"
Hace 35 años estoy clavada, estática. Para una baldosa es mucho tiempo pero no me quejo, las baldosas tenemos un “don” que el hombre no tiene: ¡MEMORIA!
Para ellos tarde o temprano todo es olvido, para nosotras cada paso, cada pisada nos da sensaciones diferentes.
Todavía me acuerdo como si fuera hoy cuando Omar con pisada fuerte, hizo con tanta dedicación la mezcla que me aferro a este suelo.
Hoy no es tan fuerte, transcurrieron mucho tiempo, arrastra el paso, pero va contento con sus dos nietos. Ya reconozco el andar de esos chiquilines.
Memoria de baldosa como decimos entre nosotras. Reconozco el paso de Daniel cuando todos los días muy temprano abre su puesto de diario. El andar de Mario que con paso ligero se dirige a su casa llevando en el bolsillo golosinas para su hijo, ya que cobro de la quincena trabajada. Paso que comienza a cambiar al transcurrir los días del mes y no sabe como pagar las cuentas.
Maria la de enfrente hace 30 años atrás pasaba altiva, orgullosa al llevar a sus hijos al colegio, ahora cada tanto me moja con una lagrima. Sus hijos se fueron muy lejos pero si volvieran podrían reconocer sus pasos al instante.
Las baldosas podemos recordar todo y sentir lo bueno, lo malo de cada pisada.
A veces no quisiera tener memoria de baldosa, me acuerdo de Juan, vivía ahí nomás, a unos metros. Pasaba a la mañana apurado al trabajo, cuantas veces se cayeron los libros sobre mi. En cada oportunidad que pasaba sobre mi sentía todos sus sueños, estaba tan lleno de vida, que yo por un instante dejaba de ser baldosa para ser pájaro.
Lo esperaba a la noche, también su madre.
La misma sensación se repetía, dejaba mi destino de baldosa, para convertirme en pájaro.
Algunos días al pasar me embarraba, me enojaba y pensaba: pendejo sucio. No se lo podía decir por que la baldosas no tenemos voz. La misma voz que me hubiera querido tener para poder mimarlo, cuando me entere que el barro era de un barrio carenciado, al que iba a enseñar a leer y a escribir. Aprendí a querer ese barro que traía Juan en sus zapatos.
Memoria de baldosa que me hace acordar la noche en que dos coches frenaron de golpe y en hilera me pasaron por arriba paso a paso, esos hombres. Temblé, sentí miedo, pensé que era mi último día de baldosa, me había pisado la muerte. Entraron a la casa de Juan, sentí gritos, golpes y se lo llevaron, arrastrándolo. Presintiendo lo peor al pasar sobre mi me toco por primera vez, con la mano. Y sentí entre el dolor que igual me convertía en pájaro.
Después de esa noche todas las pisadas me transmitían lo mismo, temor, desconfianza, como si todos estuviéramos en una cárcel.
La madre de Juan todos jueves a la misma hora con su pañuelo blanco se iba y volvía al atardecer, era el único paso que reflejaba dignidad.
Mi vida de baldosa estaba vacía hasta ayer cuando una pisada de un pibe me hizo sentir todos los sueños de vida, que tenias vos Juan, hasta pensé que era el, mi memoria me señalaba que no.
Entro a la que antes era su casa. Estoy esperando con tanta ansiedad que vuelva esta noche aunque me embarre.
Esta vez lo juro por mi memoria de baldosa, aunque tenga que estallar en mil pedazos, a este pibe no lo lleva nadie. NUNCA MAS LA MUERTE ME ARRANCA LA SENSANCION DE SENTIRME PAJARO.
Inés Fernández y Pentivolpi José integrantes del Espacio Político Cultural Venas Abiertas.
Derechos Humanos
De que estamos hablando cuando hacemos referencia a los derechos humanos.
Decía Gandhi: “Es mas importante o igual de importante un barrendero que el mejor de los médicos. Por que si el barrendero no cumple con su trabajo diario, ni el mejor de los médicos podría parar las enfermedades que se producirían”.
¿De que estaba hablando entonces Gandhi?
Que en el concierto de la vida, por que de eso se trata ya que es un concierto, no hay un instrumento más importante que otro.
La armonía surge de la igualdad. Cuando esta no es respetado por soberbia, avaricia o poderes desmesurados, la armonía se termina y se produce el desconcierto y por ende, la desigualdad.
Imaginémonos que en una carrera de 100 metros hay cuatro participantes. El número “1” hace tres días que no come por que en su casa no entra un peso por encontrarse desocupado. El número “2” vino a correr descalzo. Nunca conoció un calzado, pero esta vez siente no tener un par de zapatillas. La carrera es sobre el asfalto. El número “3” esta engripado y como nunca fue a la escuela no tiene idea de cómo regular la carrera. El número “4”, “Mauricio”, llega a esta carrera sobrándola, hasta se podría decir, con algo de soberbia. Su padre nunca le hizo faltar nada. Mira a sus oponentes con desprecio y encima, como tiene tanto dinero y poder, su familia hace muchos años redactaron el reglamento de las carreras siéndole favorable.
En el mundo hay personas que antes y ahora luchan para que la carrera de la vida no sea tan desigual.
Los que luchamos por esa igualdad somos reprimidos por los “Mauricios” que no quieren perder sus privilegios y buscan ser siempre primeros. Estos hombres, a lo largo de la historia han esclavizado, marginado y hambreado a sus semejantes. Los contaminaron, los torturaron y hasta llegaron a matar en nombre y en búsqueda de su “primer mundo”.
Nosotros pensamos que no hay un primer mundo. El mundo es uno y de todos, y será en ese mundo donde la carrera la haremos alimentados, calzados, educados y sanos. Y no importa mucho quien gane, por que si logramos igualdad en esto, no haría falta competir en una carrera. Sino caminar y disfrutar de la vida.
Por ahora seguimos corriendo para lograr justicia y castigo a todos los “Mauricios” y revindicar a los luchadores de la igualdad. Los 30.000 desaparecidos lucharon por ello.
La “memoria” es primordial para no caer en la misma trampa del pasado. La memoria es columna vertebral de los derechos humanos. La memoria para no olvidar la lucha de los caídos por un mundo justo.
La memoria por Julio López
La memoria por Luciano Arruga
La memoria por Ezequiel De Monti
La memoria por Kostequi y Santillan
La memoria por los caídos en 2001
La memoria por los 30.000 compañeros desaparecidos
La memoria para revindicar la lucha y la vida.
Texto leído en representación del Espacio Asambleario
Los Derechos Humanos son, de acuerdo con diversas filosofías jurídicas, aquellas libertades, facultades, instituciones o reivindicaciones relativas a bienes primarios o básicos[ ]que incluyen a toda persona, por el simple hecho de su condición humana, para la garantía de una vida digna, independientemente de factores particulares como el estatus, sexo, etnia o nacionalidad; y no dependen exclusivamente del ordenamiento jurídico vigente.
Desde un punto de vista análogo, los derechos humanos se han definido como las condiciones que permiten crear una relación integrada entre la persona y la sociedad, que reconozca a los individuos ser personas, identificándose consigo mismos y con los otros Habitualmente estos derechos, se definen como inherentes a la persona, irrevocables, inalienables, intransmisibles e irrenunciables. Por definición, el concepto de derechos humanos es universal (para todos los seres humanos) e igualitario, así como incompatible con los sistemas basados en la superioridad de una casta, raza, pueblo, grupo o clase social determinados, .[]son además atemporales e independientes de los contextos sociales e históricos.
A esto se podría agregar que están en continua modificación, a raíz de los logros conseguidos por las luchas reivindicativas de los distintos sectores de la humanidad que impulsan esos cambios. Acceso público a la educación, a la salud, al trabajo, al esparcimiento, a la alimentación, a una vivienda digna, solo son algunos de los reclamos que hacen los pueblos. Terminar con el analfabetismo, las enfermedades endémicas, la trata de personas, la explotación y la prostitución infantil y adolescente, el tráfico de estupefacientes, entre otras, son urgencias que no podemos ni debemos postergar.
A lo largo de la historia, la humanidad observó de distintas maneras esta temática; y se podría decir que estamos ante el punto de desarrollo mas alto en cuanto al respeto a estos derechos. , pero es inevitable referirse a la violación de los derechos humanos de forma violenta y represiva, por parte de los Estados.
Podemos recordar también al valiente Comisario Lugones; sí, el hijo del prestigioso escritor Leopoldo Lugones; quién introdujo ese otro gran prodigio del modernismo, orgullo de todos los argentinos junto con el dulce de leche y el colectivo: la picana eléctrica. Ni que decir de los métodos que utilizó y exportó el benemérito Ejército Argentino, durante los años más oscuros de la historia de las dictaduras en América Latina. Instruidos por los especialistas de la Escuela Francesa adiestrada en Argelia, nuestros muchachos supieron mejorar los métodos de tortura para interrogar detenidos, y volcaron todos sus conocimientos en las Fuerzas Armadas de los países centroamericanos. Su mayor logro, si bien no fue original ni novedoso: la Desaparición Forzada de Personas.
¡Cuanto valor!, ¡que profunda fe en los más nobles ideales!, ¡que claridad de conceptos!, utilizados para arrojar gente viva al mar, asfixiar mediante el llamado submarino a personas atadas de pies y manos, torturar a los fetos de las futuras madres que se hallaban detenidas en los Campos de Concentración Argentinos, o infinidad de creaciones, las que si no contáramos con el relato de los sobrevivientes, serían difíciles de imaginar.
Pero hay otro costado de los DDHH, que quizá es el menos perceptible, por cuanto estamos acostumbrados a convivir diariamente con él. Allí se mezclan los ingredientes que hacen a esta sociedad del siglo XXI acercarse peligrosamente a las de siglos pasados. Si la desaparición de los 30.000 compañeros sirvió para instalar un plan económico y político a nivel local y continental, la década de los 90 fue el tiro de gracia. ¿Cómo no comprender que la incidencia del paco está relacionada con la cultura que se instaló durante el menemismo?, ¿acaso los niveles de exclusión social no derivan de ese quiebre moral?. Se perdió, en lo que antes se denominara Pueblo, la conciencia de clase a la que se pertenece, el individualismo y el sectarismo campean hoy, en buena parte de los sectores medios.
En la actualidad el mas desembozado exponente contra la declaración de DDHH es Mauricio Macri, junto a su comitiva de funcionarios y obsecuentes; Detrás, se ocultan los cómplices de cada represión, cada genocidio, y cada golpe de estado. Los métodos son los mismos: La creación de la UCEP y sus “operativos de limpieza” en las plazas y en los desalojos de predios de dominio público, que pese a haber anunciado su disolución, sigue operando; Los permisos para la construcciones de gran envergadura en desmedro de la preservación de entornos barriales, sobre todo en el sur de la ciudad y con el proyecto que impone al Distrito Tecnológico como sometimiento a los designios de una casta; Los proyectos de erradicación de villas, para privilegiar negocios inmobiliarios y desplazar a los pobres de la Ciudad; La criminalización de conductas de protesta en el espacio público; El desmantelamiento de programas culturales y centros populares en los barrios; La criminalización de la venta callejera para mera subsistencia; El accionar secreto e inconsulto de las obras públicas que atañen al espacio común. La lista, podría continuar, no sin antes recordar que instaló al frente del Ministerio de Educación porteño, a un ferviente defensor de las aberraciones contra los DDHH: Abel Posse.
Adolfo Argentino Garrido y Raúl BaigorriaDesaparecieron en abril de 1990, luego de haber sido detenidos por la Dirección de Investigaciones de la Policía de Mendoza.
Paulo Christian Guardatti La última vez que se lo vió con vida, iba llevado esposado por un policía en la Provincia de Mendoza, el 23 de mayo de 1992, luego de un incidente producido entre ambos. Se desconoce su paradero.
Héctor Gómez y Martín Basualdo Desaparecidos en 1994, en Paraná, Entre Ríos, tras ser detenidos por la Policía.
Elías Gorosito Detenido por personal de la comisaría Quinta de Paraná, Entre Ríos, el 13 de febrero de 2008. Continúa desaparecido.
Andrés NúñezAsesinado en La Plata y desaparecido en 1990. Su cuerpo fue encontrado recién en 1995.
Por todos ellos, y por los 30.000 compañeros detenidos-desaparecidos antes y durante la dictadura militar decimos
¡PRESENTES!
19 Y 20 DE DICIEMBRE DEL 2001
LA REVUELTA POPULAR QUE ILUSIONO A UN PUEBLO
Como cada año, el Espacio Asambleario realizó el homenaje a la lucha popular, que durante un tiempo puso en retirada a los políticos corruptos del sistema: ¡ Qué se vayan todos! (los corruptos).
Esta vez compartimos la jornada con los integrantes de la Olla Popular que hacían su cierre de año recordando todas sus actividades realizadas.
Se leyeron documentos y poemas, participaron bandas tocando distintos ritmos, se proyectó un documental y al cierre se compartió la olla entre los presentes.
A continuación algunos de los documentos leídos:
El sábado pasado se cumplieron 8 años del momento en que un fascista encubierto declaraba el Estado de Sitio, y ordenaba una represión sangrienta golpeando brutalmente a mujeres, ancianos, jóvenes, y Madres de Plaza de Mayo, sin ningún tipo de prejuicios.
Esta perversión criminal, se llevó la vida de 38 compañeros que fueron asesinados en distintos puntos del país, razón por la cual el cobarde De la Rúa se vio obligado a escapar como rata en helicóptero.
Muchos de los jóvenes aquí presentes recordarán vagamente los cacerolazos del año 2001, otros, los de mayor edad quizá participaron de las grandes movilizaciones donde el piquete y la cacerola conformaban una sola lucha.
Algunos de esos manifestantes reclamaban por sus ahorros, que les habían robado con el famoso corralito de Domingo Cavallo. Pero también muchos otros no lo hacían por su dinero, sino por la indignación y el hartazgo hacia los políticos del sistema; o por una actitud solidaria hacia los millones de seres humanos que quedaban excluidos de la sociedad, y que aún hoy continúan cargando ese estigma y el desprecio de una clase media, que volvió a abstraerse de las consecuencias que las políticas neoliberales implementadas durante el menemismo, trajeron sobre la clase trabajadora.
La movilización popular derribó a cuatro presidentes en una semana, (Ramón Puerta, Adolfo Rodríguez Saa, Dante Caamaño y el propio De la Rúa).
Producto de una serie de factores conocidos por Eduardo Duhalde, fue este quien logró con el consenso de los políticos cuestionados, comandar el regreso a la normalidad, dejando al país en “aguas calmas” como había prometido, continuando activamente con la represión a las movilizaciones populares.
Pero ocurrió que el 26 de junio del 2002, en una ostentación de poder, organizó a las “Fuerzas de Seguridad” (Policía Federal, Bonaerense, Gendarmería y Prefectura) provocando lo que se denominó “la masacre del Puente Pueyrredón”; produciendo cientos de heridos y detenidos, y asesinando a Darío Santillan y Maximiliano Kosteki en la estación de Avellaneda.(hoy rebautizada Darío y Maxi)
Desde entonces nos venimos acostumbrando a un grado cada vez mayor de militarización de la sociedad, ya nadie se incomoda si Gendarmería patrulla zonas de la ciudad, mientras la Policía se dedica a cuidar bienes privados, ¡ya lo tenemos naturalizado!.
Muchos de los funcionarios policiales que participaron en esas represiones, integran en la actualidad distintos organismos estatales, recordemos que la formación de la Policía Metropolitana, cuenta con varios de ellos entre sus filas.
Este engendro fue desvirtuado desde sus comienzos por los escandalosos actos de corrupción y los turbios antecedentes de sus mentores (llámense Fino Palacios, Osvaldo Chamorro, Guillermo Montenegro)o por las escuchas telefónicas y espionaje del policía Ciro James trabajando en el Ministerio de Educación de la Ciudad, bajo las ordenes del ex ministro Mariano Narodowski.
Que podíamos esperar ahora, cuando al ex ministro lo reemplazó un cultor del fascismo más cavernícola, Abel Posse. Este personaje retrógrado dijo: que quienes reclaman trabajo y vivienda son vándalos; que la función del Estado es reprimir; y también que vemos a los jóvenes drogados y estupidizados por el rock, además de rechazar la distribución de preservativos como método de prevención.
Este dinosaurio, que fue funcionario de la Dictadura Militar, que discrimina a las mujeres considerándolas inferiores, y otras sutilezas por el estilo, es quien iba a tutelar los destinos de los jóvenes, que ejercen y defienden su derecho a estudiar en establecimientos públicos de la Ciudad de Bs. As.. Sin embargo nuevamente la reacción democrática del pueblo arrancó su renuncia, asestando una nueva derrota a la derecha.
Pero mientras hablábamos de él, nos olvidábamos de cuestionar a Eugenio Burzaco, asesor en materia de seguridad de Jorge Sobisch en el momento que se ordenara la represión policial que asesinó al docente Carlos Fuentealba, designado actualmente al frente de la Metropolitana, Fuerza que según anuncian desde el gobierno de la ciudad, comenzaría a funcionar en enero.
¡Pero cuidado!. No dejemos que el árbol nos tape el bosque. Estos personajes que incursionaron en la derecha política, son la representación agiornada del fascismo del siglo XXI.
Nuevamente la movilización popular debe hacer retroceder al gobierno PRO-vocador de Mauricio Macri, en sus intentos nazi-fascistas seudo-democráticos, por apropiarse del poder.
¡nosotros estaremos siempre en la vereda opuesta a la de estos mercenarios golpistas!
Ocho años después, algunas de las razones que estimularon los estallidos de diciembre del 2001 se redujeron, otras cambiaron de forma; pero aún continúa la persecución a los jóvenes y el gatillo fácil; la portación de cara es motivo de detenciones, sobre todo si se es pobre.
El paco destruye familias humildes, sin que desde el Estado se implementes decisiones políticas para erradicar el tráfico.
No existe una voluntad seria de combatir la trata de personas, ni la prostitución infantil.
La Justicia sigue sin resolver desde hace 3 años la desaparición de Jorge Julio López.
Además, se sumó hace 10 meses la de Luciano Arruga, visto por última vez con vida en la comisaría de Lomas del Mirador, donde fue llevado detenido.
La desidia y la corrupción pueden provocar nuevamente otra masacre como la de Cromagnón con sus 194 víctimas. A días de cumplirse el 5° aniversario, tampoco se nota responsabilidad en los funcionarios para remediar estos crímenes ni sus causas.
Mirando objetivamente la realidad, las condiciones actuales no son las mismas que en el 2001, pero:
¡Mientras haya una lucha, mientras exista un reclamo o una injusticia,
los sucesos del 19 y 20 de diciembre del 2001 seguirán presentes!.
Queremos recordar a los 38 compañeros asesinados en esas jornadas de diciembre del 2001, ellos son:
Graciela Acosta , 35 años - Carlos "Petete" Almirón, 24 años - Ricardo Álvarez Villalba, 23 años
Ramón Alberto Arapi, 22 años - Rubén Aredes, 24 años - Elvira Avaca,46 años –
Diego Avila, 24 años - Gustavo Ariel Benedetto, 30 años - Walter Campos, 17 años - Jorge Cárdenas, 52 años - Juan Delgado, 28 años - Víctor Ariel Enriquez, 21 años
Luis Alberto Fernández, 27 años - Sergio Miguel Ferreira, 20 años - Julio Hernán Flores,15 años
Yanina García, 18 años - Roberto Agustín Gramajo, 19 años - Pablo Marcelo Guías, 23 años
Romina Iturain, 15 años - Diego Lamagna, 26 años - Cristian Legembre, 20 años -
Claudio "Pocho" Lepratti, 35 años - Alberto Márquez, 57 años - David Ernesto Moreno, 13 años
Miguel Pacini, 15 años - Rosa Eloísa Paniagua, 13 años Sergio Pedernera, 16 años -
Rubén Pereyra, 20 años - Damián Vicente Ramírez, 14 años - Sandra Rios, -
Gastón Marcelo Riva, 30 años - José Daniel Rodríguez, - Mariela Rosales,, 28 años -
Ariel Maximiliano Salas, 30 años - Carlos Manuel Spinelli, 25 años -
Juan Alberto Torres, 21 años - José Vega, 19 años - Ricardo Villalba, 16 años.
Por los 38 compañeros asesinados el 19 y 20, y
por los 194 jóvenes muertos en Cromagnon hace cinco años decimos:
¡ PRESENTES!
¡AHORA Y SIEMPRE!
¡APARICIÓN CON VIDA DE JORGE JULIO LOPEZ, Y LUCIANO ARRUGA!
Buenos Aires, 21 de diciembre de 2009
El nieto número cien recuperó su identidad.
Tulio Valenzuela y Norma Espinosa se conocieron a mediados de 1974 cuando militaban en la columna oeste de Montoneros, por la zona de San Justo. A fines de ese año, Tulio y Norma comienzan una relación de pareja. Alrededor de mayo-junio de 1975, Tulio fue trasladado por la Organización a Santa Fe y Norma -quien trabajaba como docente- lo acompañó.
Allí convivieron cerca de un mes y en julio de 1975 Norma quedó embarazada. Poco después, la pareja decide separarse. La joven regresa a Buenos Aires, se desconecta de la militancia y va a vivir a la casa de sus padres a la espera del nacimiento de su hijo.
Matías nació el 6 de marzo de 1976 en Lomas de Zamora. Cuando tenía aproximadamente seis meses, su madre organizó un encuentro con Tulio para que se conocieran. En ese momento, Tulio no lo puede reconocer dándole su apellido debido a su situación de clandestinidad, fruto del terrorismo de Estado.
El joven se crió con su madre y sus abuelos maternos. Matías terminó el secundario y estudió Educación Física. Actualmente, se dedica a la docencia. A pesar de que desde niño su madre le contó detalles referidos a su padre, fue durante su adolescencia cuando Matías realmente tomó conciencia de que su padre era Tulio Valenzuela y que se encontraba desaparecido.
Es en ese momento cuando se acercó por primera vez a Abuelas, donde le facilitaron el contacto con sus tíos paternos en San Juan. En 2009, luego de la restitución de Sabrina (su media hermana, hija de Tulio Valenzuela y Raquel Negro), Matías se acercó nuevamente a las Abuelas desde donde fue derivado a la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI) para realizarse los estudios genéticos que permitieran corroborar su filiación.
El 30 de junio de este mismo año, los resultados confirmaron que es hijo de Tulio Valenzuela. De inmediato Matías se puso en contacto con su hermana Sabrina, viajó a conocerla a Rosario y comenzaron una estrecha relación, en la que comparten el afecto y la historia de un padre desaparecido por el terrorismo de Estado.
Las Abuelas celebramos, al finalizar el 2009, el reencuentro de dos hermanos, y brindamos por el encuentro.
El trabajo realizado por Abuelas y su grupo de colaboradores,
¡Gracias queridas Abuelas de Plaza de Mayo!
Talleres Vasena (comienzo de la huelga)
A 91 años de la SEMANA TRAGICA
Comenzado el siglo veintiuno (XXI), hay todavía muchas personas, cuya jornada laboral se acerca a un promedio de 14 o más horas diarias, y que probablemente no estén de acuerdo con esta superexplotación, pero ante la posibilidad de perder el único sustento digno para vivir, lo aceptan como algo inevitable.A fines del siglo diecinueve (IXX), varias organizaciones obreras (panaderos y yeseros entre ellas),habían conseguido las 8 horas de trabajo, luego de realizar una ardua lucha contra las patronales.
Durante el primer Gobierno de Hipólito Yrigoyen, los reclamos por condiciones dignas de trabajo se hicieron tan fuertes que, a fines de 1918, las dos centrales obreras llamaron a una huelga general. Los Talleres Metalúrgicos Vasena, en Parque de los Patricios, -actual plaza Martín Fierro-, fueron epicentro de la protesta (el historiador Osvaldo Bayer encabezó un movimiento para llamarla “Mártires de la Semana Trágica, pero el dirigente gremial Augusto Vandor se opuso y propuso el nombre actual),
En los primeros días de 1919 ( entre el 9 y el 16 de enero de 1919), los obreros de la metalúrgica, pedían la reducción de la jornada laboral de once a ocho horas, descanso dominical, aumento de sueldos y que se dejaran sin efecto los despidos de los trabajadores.
La respuesta desde el estado, estuvo a cargo del General Luis Dellepiane, quien indignado y envalentonado declaró: "Habrá un escarmiento que se recordará durante los próximos 50 años”. Para esto, contó con la “ayuda” de los niños bien de zona norte, con la aparición de la Liga Patriótica Argentina, agrupación fascista que se dedicó a atacar violentamente a los sindicatos, agrupaciones de izquierda, anarquistas y también a Judíos y Sinagogas.
La tortura y los asesinatos fueron hechos habituales. Entre el 7 y el 11 de enero, la violencia desbordada provocó 700 muertes y 3.000 heridos.
La denominada “Guardia blanca” estaba integrada por algunos personajes que luego pasaron a ser próceres. Aunque para muchos resulta difícil aceptar que formaron parte de los grupos asesinos, algunos de ellos son: Manuel Carlés, el Perito Moreno, el cura Miguel D’Andrea, y el infaltable, el estanciero Martínez de Hoz, hijo de aquel presidente de la Sociedad Rural que recibió de Roca 2.500.000 hectáreas de la tierra donde los pampas y los ranqueles vivieron antes del genocidio.
Cuesta entender, para que tanto despliegue de autoritarismo, represión, y asesinatos. Finalmente el gobierno de Hipólito Irigoyen, tuvo que reconocer que los obreros tenían razón en sus reclamos; días después lo reconoció con la firma del Ministro de Interior en las cláusulas de resolución del conflicto.
¿ era necesaria tanta crueldad, tanta sangre de obreros derramada?.
El periodista Herman Schiller, detalla con profundidad muchos de los hechos que sucedieron, en su trabajo:
El primer "pogrom" en la Argentina
Por Herman Schiller
El seis de enero de 1919, hace 80 años, comenzó la Semana Trágica. A las huelgas obreras se les opuso una violencia nunca antes vista que culminó en el primer desborde antisemita de nuestra historia. 3-1-199 La "Gran guerra", que luego fue bautizada como Primera Guerra Mundial (1914-18) para diferenciarla de la "Segunda" (1939-45), paralizó en nuestro país las inversiones. Las dificultades para exportar e importar provocaron carestía y pérdida del poder adquisitivo del salario. En ese cuatrienio de la primera contienda, el salario descendió en la Argentina un 38,2 por ciento, porcentaje más que elevado para aquel entonces. Obviamente la combatividad obrera creció, estimulada además por la revolución bolchevique en la lejana Rusia y la ola de pronunciamientos proletarios que se habían desatado en el resto de Europa, principalmente las acciones de los espartaquistas en Alemania encabezados por Rosa Luxemburgo.3-1-199La "Gran guerra", que luego fue bautizada como Primera Guerra Mundial (1914-18) para diferenciarla de la "Segunda" (1939-45), paralizó en nuestro país las inversiones. Las dificultades para exportar e importar provocaron carestía y pérdida del poder adquisitivo del salario. En ese cuatrienio de la primera contienda, el salario descendió en la Argentina un 38,2 por ciento, porcentaje más que elevado para aquel entonces. Obviamente la combatividad obrera creció, estimulada además por la revolución bolchevique en la lejana Rusia y la ola de pronunciamientos proletarios que se habían desatado en el resto de Europa, principalmente las acciones de los espartaquistas en Alemania encabezados por Rosa Luxemburgo.En 1917 hubo por estas latitudes 136.000 trabajadores en huelga; al año siguiente fueron 138.000, pero en 1919 la cifra subió a más de 300.000. El 70 por ciento de los huelguistas pertenecía al sector de los transportes, lo que también marcó una diferencia con los movimientos de la primera década del siglo, que en su mayoría se daban en pequeñas empresas.Pánico burguésDe esos años datan las huelgas de la Federación Obrera Marítima, de los obreros municipales de Buenos Aires y, fundamentalmente, de los trabajadores ferroviarios. Estos últimos revelaron un particular sentido de lucha, al punto de incendiar vagones en Retiro y darles algunas palizas a aquellos funcionarios británicos que se negaban a otorgar los aumentos salariales y mejorar las condiciones de trabajo. En este clima creció el pánico de las clases altas: cada sindicato parecía un soviet; cada huelga, el preludio de la toma del poder por parte de los obreros y cada inmigrante, un revolucionario en ciernes.El primer gobierno de Hipólito Yrigoyen (1916-22), impotente y contradictorio para alinearse junto al pueblo, mandó a reprimir. Pero la oligarquía, las grandes empresas y los paquidermos periodísticos desconfiaban de Yrigoyen --que había alcanzado el poder con gran apoyo popular-- y lo acusaron de favorecer a los huelguistas indiscriminadamente. Así nació la decisión de los "altos intereses en peligro" de crear una fuerza parapolicial que reprima por su cuenta "y con mayor eficiencia que los regulares"
Los grandes diarios y los círculos conservadores habían entrado en una suerte de pánico, casi de histeria, denunciando la existencia de soviets, aun dentro de la policía. Y, al estallar una huelga general en los frigoríficos de Berisso y Avellaneda, casi todos de propiedad norteamericana, salieron los primeros grupos de "niños bien", montados en automóviles último modelo, a reprimir a los "subversivos" y a reclutar rápidamente "crumiros" (vocablo que entonces denominaba a los trabajadores rompehuelgas).Los "triunfos" alcanzados por esos jóvenes --fuertemente impregnados por una combinación de difuso nacionalismo y catolicismo-- alentó la formación de dos organismos civiles terroristas: "Orden Social" y "Guardia Blanca", transformados posteriormente en "Liga Patriótica Argentina" y "Comité Pro Argentinidad" que crearon brigadas armadas con el visto bueno de la policía y el Ejército y el apoyo financiero de la "Asociación Nacional del Trabajo", entidad patronal presidida por Joaquín S. Anchorena.La "Liga Patriótica" --la más importante y conocida de esas organizaciones-- se "cubrió de gloria", según La Prensa, en numerosos ataques a centros y reuniones obreras. Una de esas "proezas" fue el asalto a un local de la FORA (Federación Obrera Regional Argentina), cerca de Plaza Once, donde resultaron dos muertos, uno de ellos el chofer Bruno Canovi. También atacó una pacífica demostración en Gualeguaychú (Entre Ríos), con diversos muertos y heridos como saldo. Por otra parte asesinó en Rosario a la obrera anarquista Luisa Lallana, y en el puerto de Buenos Aires fue muerto de manera similar el trabajador Angeles Améndola. Sin embargo aquella ordalía represiva recién alcanzaría su máxima altitud durante la "Semana Trágica" --6 al 13 de enero de 1919-- que dejara como saldo unos 700 muertos y más de 4000 heridos."Conspiración judeo-maximalista"
Los primeros crímenes, en esa semana de dolor pero también de gran espíritu proletario y combativo, fueron cometidos por los propios uniformados --al disparar sobre los huelguistas reunidos frente a la fábrica metalúrgica de Pedro Vasena e Hijos, en Cochabamba y Rioja, donde hoy se encuentra la plaza Martín Fierro--, pero, con el desarrollo de los acontecimientos y el miedo burgués a la "revolución social", el jefe de la Segunda División del Ejército, general Luís Dellepiane (el mismo que entre 1909 y 1912 había sido jefe de policía, reemplazando al ejecutado Ramón L. Falcón), no sólo fue llamado a asumir la responsabilidad ejecutiva de la represión, sino que también dio vía libre a los "civiles" para que "colaboren". Esos "civiles", que muy poco tiempo después formarían la "Liga Patriótica" y otras estructuras similares, se habían formado en el odio al inmigrante, especialmente los judíos, a quienes acusaban de estar fomentando la "conspiración judeo-maximalista" para "disolver la nacionalidad argentina".El antisemitismo estaba muy arraigado en las clases altas de entonces. Algunos ejemplos: en 1890 apareció en La Nación, en forma de folletín, una furiosa novela antisemita llamada La bolsa de Julián Martel; en enero de 1888 (apenas ocho meses antes de morirse), el mismísimo Domingo Faustino Sarmiento publicó varios artículos antijudíos en El Nacional; el diario La Prensa, en distintas oportunidades, manifestó su oposición a que los judíos formen comunas agrarias en Entre Ríos y Santa Fe; y, sobre todo, la "acción" del 15 de mayo de 1910, diez días antes del Centenario, cuando jóvenes de clase alta, salidos de la muy exclusiva "Sociedad Sportiva Argentina" bajo la conducción del barón Demarchi, asaltaron las sedes del Avangard, órgano del "Bund", agrupación obrera socialista judía, y la denominada "Biblioteca Rusa", para quemar luego sus libros en Plaza Congreso. Refiriéndose al fenómeno antisemita de los represores de la "Semana Trágica", el escritor Juan José Sebreli (en el libro La cuestión judía en la Argentina, publicado en 1968 por la editorial Tiempos Modernos) esbozó una interesante reflexión para explicar la xenofobia de la oligarquía de aquélla época: "El mismo odio racial que la burguesía liberal sentía por el mestizo, al que trató de sustituir por el inmigrante europeo, se volcó después hacia el propio inmigrante cuando éste se reveló inesperadamente con un dinámico elemento de agitación social".El ensañamiento de esos sectores vinculados con el poder contra los trabajadores judíos durante la "Semana Trágica" produjo en América latina el primer "pogrom" (vocablo ruso de antigua data que significa matanza de judíos). Muchos lo consideraron una suerte de venganza por la acción del joven judío Simon Radowitzky diez años antes, aunque el régimen, ya en ese entonces, inmediatamente después de producirse la ejecución del coronel Falcón el 14 de noviembre de 1909, se había cobrado una buena dosis de revancha al encarcelar a más de 3000 obreros y deportar a Europa a centenares de anarquistas y socialistas."El arte de insubordinar"
La mayoría de los trabajadores judíos había llegado a estas playas huyendo de las persecuciones desatadas por el zarismo en Rusia hacia fines del siglo XIX y, sobre todo, después del fracaso de la revolución de 1905 (la participación judía en ese pronunciamiento había sido muy elevada y el zar Nicolás II acusó oficialmente a la numerosa comunidad judía de conspirar para derrocarlo). La denominación de "rusos" (en lugar de judíos) en nuestro medio, reiterada hasta el hartazgo en los sainetes, data de ese entonces y se hizo más carne aún cuando la colonia de agricultores judíos de Moisés Ville, en la provincia de Santa Fe --los míticos gauchos judíos-- saludó públicamente el triunfo de la revolución encabezada por Lenín en 1917.Pero las acciones directas de la "Liga Patriótica" también encontraron una sustentación teórico-filosófica que partía, principalmente, de los sectores más reaccionarios de la Iglesia. Monseñor Miguel de Andrea, el mismo que 36 años después se convertiría en uno de los sostenedores espirituales de la llamada "Revolución Libertadora", lanzó una campaña explicando que "el peligro nacía del hecho de que los trabajadores y las masas populares habían dejado de creer en Dios, en la Iglesia y en el régimen", en tanto que el obispo Bustos de Córdoba --según consta en La Nación del 25 de noviembre de 1918-- produjo una pastoral acerca de la "Revolución social que nos amenaza". Bustos denunciaba allí a quienes "enseñan el arte de insubordinar y rebelar a las masas contra el trono y el altar para dar por tierra con la civilización cristiana y ceder el puesto a la anarquía imperante".
Ese mismo día (25-XI-1918) el diario Di Idische Tzaitung alertaba: "Los curas comenzaron en Corrientes y Junín. Prosiguieron luego sus sermones contra los socialistas y los judíos, con la ayuda de la policía, por todo Buenos Aires y los suburbios. El domingo organizaron una conferencia similar en la avenida Sáenz y Esquiú, rodeado por policías y escoltados por bandidos locales que estaban armados con bastones de acero. Después del mitin partió una manifestación. En Caseros y Rioja pronunció el cura Napal un tenebroso y agresivo discurso".El régimen había decidido así atacar por la fuerza (a través de los parapoliciales que secuestraban, robaban, torturaban y mataban) y, también, tratando de introducir cuñas en el seno del pueblo (a través de una propaganda que llamaba a los argentinos a desoír a los extranjeros) para contrarrestar las ideologías revolucionarias. Pero el pueblo, al menos en esos años, rechazó las provocaciones. Al contrario, en medio de la masacre de la "Semana Trágica", se reveló un fuerte sentido unitario.El Comité Ejecutivo del Partido Socialista convocó a una reunión extraordinaria, declarando que "los obreros no callaran los crímenes". Por su parte las dos centrales obreras --es decir las dos FORA-- instaron a los trabajadores a proseguir la huelga general por tiempo indeterminado. Los obreros acataron el llamado, abandonando espontáneamente las fábricas y los talleres para convertirse --según La Vanguardia de esos días-- "en un mar de olas humanas que rugió su amargura e indignación".Mientras tanto la policía, el Ejército y los "civiles" seguían matando.Los diarios burgueses hablaban de "guerra" y "enfrentamiento" para justificar los crímenes, pero La Vanguardia (9-I-1919) rechazó el argumento: "No ha habido tal combate entre los huelguistas y las fuerzas policiales, sino una cobarde y criminal acechanza tendiente a sofocar la huelga por el terror".Los radicales apoyaron la represión a través de su vocero representativo, el diario La Epoca (12-I-1919): "No se trata de un movimiento obrero. Mienten quienes lo afirman. Mienten quienes pretenden asumir audazmente la representación de los trabajadores de Buenos Aires (...). Y, aun los trabajadores que aparecen complicados en los actos tumultuosos del ayer, han resultado instrumento de los agitadores (...). Se trata de una tentativa absurda provocada y dirigida por elementos anarquistas ajenos a toda disciplina social y extraños también a las verdaderas organizaciones de trabajadores, una minoría contra cuyos excesos basta oponer la firmeza y la cordura de las gentes partidarias del orden".Otro tanto aducían los diarios del sistema --sobre todo La Prensa y La Nación-- y hasta el New York Evening Mail, furiosa expresión de la plutocracia norteamericana de aquellos años, llegó a manifestar su alarma porque "la mano roja del bolcheviquismo se ha alargado hasta el otro lado del Atlántico, empuñando (en la Argentina) la tea, la bomba y el cuchillo."Mueran los judíos"
El sistema, evidentemente, estaba aterrorizado, y desde sus distintas expresiones, se elevaban demandas en el sentido de expulsar a los "extranjeros indeseables", "controlar la inmigración", etc. Varias instituciones proponían campañas de exaltación del sentimiento nacional para oponerse a "esa runfla humana sin Dios, Patria ni ley" (según consta en el folleto titulado "Guía del buen sentido nacional" editado en Buenos Aires en 1920). Esos proyectos se concretaron finalmente con la creación de la "Liga Patriótica Argentina" que, oficialmente, decidió erigirse en "institución", dado "el éxito alcanzado en los días previos para aplastar la conspiración judeo-maximalista".Bajo la presidencia de Domecq García, se reunieron en el Centro Naval los representantes del Jockey Club, Círculo de Armas, Club del Progreso, Yacht Club, Círculo Militar, Damas Patricias, los obispos Piaggio y el ya mencionado De Andrea y otros distinguidos caballeros. Entre los fines anunciados por la LPA se destacaban: "Estimular sobre todo el sentimiento de argentinidad"; "cooperar con las autoridades en el mantenimiento del orden público, evitando la destrucción de la propiedad privada, comunal y del Estado, contribuyendo a mantener la paz de los hogares", "inspirar al pueblo amor por el ejército y la marina". La nueva entidad llenó la ciudad de afiches --un instrumento de propaganda que aún no estaba muy en boga--, propiciando además la realización de acontecimientos en distintas plazas con la presencia de civiles armados. Los gritos comunes eran: "Fuera los extranjeros"; "mueran los maximalistas"; "guerra al anarquismo"; "mueran los judíos".Nueva PresenciaEn aquellos días fue detenido un joven periodista judío --Pedro Wald-- que también ejercía el oficio de carpintero. La acusación, tan burda que parecía tragicómica, fue aceptada durante bastante tiempo por los voceros del régimen: Wald estaba destinado por los maximalistas a convertirse en el primer presidente del Soviet argentino. Wald fue salvajemente torturado en la 7ª (ubicada en el mismo lugar donde está hoy: Lavalle, entre Paso y Pueyrredón), pero se negó a "confesar". La intensa movilización popular logró que se lo dejara en libertad y, diez años después, en el libro titulado Koshmar (Pesadilla), relató algunos episodios de la represión durante la Semana Trágica. Uno de ellos decía: "Salvajes eran las manifestaciones de los 'niños bien' de la Liga Patriótica, que marchaban pidiendo la muerte de los maximalistas, los judíos y demás extranjeros. Refinados, sádicos, torturaban y programaban orgías. Un judío fue detenido y luego de los primeros golpes comenzó a brotar un chorro de sangre de su boca. Acto seguido le ordenaron cantar el Himno Nacional y, como no lo sabía porque recién había llegado al país, lo liquidaron en el acto. No seleccionaban: pegaban y mataban a todos los barbudos que parecían judíos y encontraban a mano. Así pescaron un transeúnte: 'Gritá que sos un maximalista'. 'No lo soy' suplicó. Un minuto después yacía tendido en el suelo en el charco de su propia sangre".(El 9 de julio de 1977, casi seis décadas después, la hija de Wald --Eva-- y su esposo, el ingeniero Carlos María Radbil, fundaron conmigo el semanario Nueva Presencia, para enfrentar a la dictadura militar y proseguir la tradición progresista y revolucionaria de aquellos inmigrantes judíos. El semanario se publicó con esa línea contestataria y antifascista durante diez años consecutivos).Elpidio González
El 10 de enero de 1919, mientras La Protesta, editada clandestinamente, llamaba a los trabajadores a armarse para enfrentar los crímenes del sistema, la "Liga Patriótica" asaltaba los locales de Ecuador 359 y 645, donde funcionaban los centros de los obreros panaderos y de los obreros peleteros judíos. En la avenida Pueyrredón fue atacada la Asociación Teatral Judía. Todo lo que había en los mencionados locales fue arrojado a la calle y quemado. Los transeúntes, además, eran golpeados, mientras la policía montada, en perfecta formación, observaba pasivamente. "No sólo se atacaba a los judíos --señaló Wald en el citado libro-- también se escuchaban (aunque más débiles) exclamaciones contra los españoles (gallegos y catalanes) y contra los extranjeros en general. Sin embargo, el odio contra los judíos tenía un carácter especialmente notorio, global e indiscriminado".La persecución estaba organizada metódicamente y dirigida por las propias autoridades. El jefe de Policía, el dirigente radical doctor Elpidio González, lanzó el 10 de enero un llamado dirigido a las Fuerzas Armadas y a las bandas civiles. Las saludaba por la "energía y heroísmo" (sic) con que lograron dominar la situación, "dando una lección" a "los elementos disolventes de la nacionalidad argentina". Dos días después, el 12 de enero, se publicó un comunicado de igual tono firmado por el general Dellepiane, donde expresaba su "profundo agradecimiento" a la "heroica policía y a los bomberos" y a "la ciudadanía", que colaboraron junto al Ejército para "aplastar el brutal levantamiento".Fósforos y alfileres
José Mendelsohn, un joven periodista que venía de las colonias agrarias del Interior (y a quien conocí en la década del cincuenta cuando este escritor y pedagogo ejercía la dirección del Seminario para Maestros Hebreos que funcionaba en el segundo piso de la AMIA, Pasteur 633), testimonió en Di Idische Tzaitung del 10 de enero el salvajismo de esos días: "Pamplinas son todos los pogroms europeos al lado de lo que hicieron con ancianos judíos las bandas civiles en la calle, en las comisarías 7ª y 9ª, y en el Departamento de Policía. Jinetes arrastraban a viejos judíos desnudos por las calles de Buenos Aires, les tiraban de ritmo de los caballos, su piel se desgarraba raspando contra los adoquines, mientras los sables y los látigos de los hombres de a caballo caían y golpeaban intermitentemente sobre sus cuerpos (...) Pegaban y pegaban espaciosamente, torturaban metódicamente para que no desfallecieran las últimas fuerzas, para que no se prolongaran sin fin los sufrimientos. Cincuenta hombres, ante el cansancio de azotar, se alternaban para cada prisionero, en tanto que la ejecución proseguía de la mañana hasta pasado el mediodía, desde el atardecer hasta la noche y desde la noche hasta que despuntaba el día. Con fósforos quemaban las rodillas de los arrestados, mientras atravesaban con alfileres sus heridas abiertas y sus carnes emblandecidas (...). En la comisaría 7ª, los soldados, vigilantes y jueces encerraban en los baños a los presos (en su mayoría judíos) para orinarles en la boca. Los torturadores gritaban: viva la patria, mueran los maximalistas y todos los extranjeros".La interna judíaTodos estos hechos agitaron, naturalmente, lo que hoy llamaríamos la "interna judía". La derecha de la colectividad, representada de algún modo por la Congregación Israelita (sector religioso conservador de origen alemán) hizo lo posible para tomar distancia de los socialistas y anarquistas judíos. Con ese objetivo difundió un comunicado (que firmaron también otras entidades judías "de beneficencia") para invocar "la protección de Dios, fuente de toda razón y justicia", el cese de las persecuciones "indiscriminadas" y, fundamentalmente, "que la Justicia sea inexorable y severa con los malhechores a quienes repudiamos". Y finalizaba con esta sentencia: "Que los inocentes no sean perseguidos". Los judíos "malhechores" y "culpables" no ocultaron su indignación y repudiaron esta agachada de la derecha judía. Derecha a la que no le sirvió de nada arrodillarse ante los poderes públicos, ya que el jefe de Policía, en primera instancia, rechazó el reclamo de la Congregación Israelita, justificó las atrocidades y respondió que los presos y los muertos "no tenían perdón porque eran anarquistas y tratantes de blancas".Los socialistas del "Bund", en cambio, y sobre todo los anarquistas --además de numerosos intelectuales-- repudiaron esa claudicación.Un escritor, A. Koriman, que formaba parte del Comité Central de Ayuda a las Víctimas de la Guerra, rechazó el 17-I-1919 (en el diario Di Presse) la actitud del judaísmo oficial: "Sostengo que en los trágicos días debíamos haber publicitado con mucha mayor dignidad y energía nuestros sentimientos y pensamientos, tal como fue hecho por diversos escritores anónimos y representantes del movimiento obrero. No hay que arrodillarse ante los bárbaros, que actuaron en forma tan brutal, asaltando hogares, arrestando a centenares y centenares de trabajadores, utilizando viles calumnias y maltratando y pegando a mujeres y niños indefensos. Nuestra protesta debió haber sido clara y precisa. Se debió haber culpado a la policía como la responsable de las brutalidades cometidas. Ella apoyó a los falsos patriotas que, con la bandera argentina en sus manos y entonando el Himno Nacional, marchaban por los barrios pidiendo nuestra muerte. Todas las salvajes arbitrariedades fueron cometidas por la policía o apoyadas por ella".Por su parte los socialistas judíos del "Avangard" también denunciaron a los judíos claudicantes y reiteraron sus acusaciones contra las fuerzas de seguridad: "La policía y el Ejército no sólo permitieron el criminal pogrom contra los judíos, sino que con sus armas ayudaron a perpetrar las salvajes acciones de la Guardia Blanca. La organización Avangard ve en esto la oscura política del gobierno radical, que se asemeja a la ya desaparecida política pogromista del ex gobierno zarista en Rusia, y declara que con mucha energía y decisión proseguirá con su militancia socialista para el logro de una vida mejor en la Argentina". Acalladas la violencia y la represión, algunos representantes de la inteligencia nacional trataron de aproximarse a la verdad.José Ingenieros, por ejemplo, autor de Las fuerzas morales, La simulación en la lucha por la vida y El hombre mediocre --políticamente vinculado con el socialismo, aunque en 1897 había colaborado con el periódico anarquista La Montaña--, alertó (desde la revista Vida nuestra, nº 7, enero de 1919) sobre las bandas reclutadas también entre "los estudiantes y ex alumnos de los colegios jesuíticos, que son manejados por algunos sacerdotes que hacen política clerical militante al servicio de las clases conservadoras".Pero la burguesía no se aquietó y, sin bajar el brazo represor, sus sectores menos recalcitrantes admitieron que "la única manera de parar la marea social es haciendo algún esfuerzo para saciar la apetencia de las masas". Así, a instancias del Episcopado Argentino y bajo el lema "Pro paz social", la Unión Popular Católica Argentina lanzó la idea de una gran colecta nacional destinada a proporcionar fondos para "un plan de obras, viviendas, ateneos, servicios sociales e institutos de enseñanza para la clase obrera".El animador principal de la campaña fue el propio Miguel de Andrea, aquel que meses antes había colaborado en la creación de la "Liga Patriótica". Fruto de esa contribución de las clases pudientes de Buenos Aires fueron, entre otros, el "Ateneo de la Juventud" y la "Casa de la Empleada". En medio de esta vorágine oportunista para frenar la revolución social, el periódico anarquista La Protesta llamó a no dejarse encandilar por los cantos de sirena y a "proseguir la lucha contra el Estado, la policía, los militares, la burguesía, la religión y todos los demás factores que oscurecen la libertad del ser humano".
Fuentes consultadas:Luchas obreras y represiones sangrientas, de Diego Abad de Santillán;La Semana Trágica, de Hugo del Campo;La Semana Trágica de Nicolás Babini;La Semana Trágica y los judíos, de Nahum Solomisky;La cuestión judía en la Argentina, de Juan José Sebreli;Pesadilla, de Pedro Wald;Colecciones de los diarios: La Protesta, La Vanguardia, La Prensa, La Nación, La Epoca, Di idische Tzaitung y Di Presse; y las revistas: Caras y Caretas y Vida Nuestra.
Cientos de personas concurrieron a su ejecución, como quien concurre a un espectáculo de teatro. Al día siguiente también ocurrió lo mismo con el fusilamiento de Paulino Scarfó, compañero de Severino y hermano de su compañera de vida y militancia, América Scarfó.
Enfrentado con Matías Sánchez Sorondo, Ministro de Interior de la dictadura, y con el General golpista José Félix Uriburu, y el sistema capitalista, Di Giovanni pasó a ser el chivo expiatorio de una avanzada contra el anarquismo, que contó con la complicidad de Diego Abad de Santillán (anarquista moderado que permitió a la policía conocer datos importantes para seguirle los pasos, además de incrementar las mentiras sobre éste).
Si bien con una mirada superficial la historia de Severino pareciera ser la de un delincuente; mucho tuvo que ver con esa impresión (ya en esos tiempos), el trabajo periodístico de algunos medios, para instalar esa imagen del anarquista italiano.
La imagen de un Severino vestido con ropas de seda, es una de las calumnias con que la prensa atacó no solamente a él, sino a todo el movimiento anárquico argentino.
En verdad tanto su primera familia, como él y su última compañera América, pasaron muchas necesidades. Toda la militancia de Severino estuvo dedicada a luchar contra el Fascismo y el Capitalismo; a la solidaridad de clase, y a difundir la obra de los grandes pensadores anarquistas, además de poseer él mismo una gran cultura.
Gracias a la profunda investigación del prestigioso historiador Osvaldo Bayer, podemos conocer la vida de este revolucionario, en sus obras: “Severino Di Giovanni el idealista de la violencia”, y “Los Anarquistas expropiadores”.
América Scarfó
Quizá las palabras escritas por el periodista Luis Galán, luego de la muerte en Francia del ex dictador Uriburu, nos expliquen mejor los sentimientos que el pueblo humilde tenía hacia Severino Di Giovanni:
“Estamos en Paris, a las puertas de la iglesia de Saint Pierre de Chaillot. Ha terminado la ceremonia religiosa: en la bóveda funeraria reposan los restos del ex dictador. El gentío rodea el grupo de enlutados cuyos crespones denuncian el parentesco con el muerto. Desfila la comitiva oficial –levitones, casacas militares, elegantísimos tocados de damas de la nobleza y la aristocracia... lloran hombres y mujeres. Doña Aurelia Madero de Uriburu solloza en brazos de una amiga. Es una escena emocionante de la que toman buena nota los reporteros de los diarios y los corresponsales de las agencias informativas que sirven a los grandes rotativos de Buenos Aires. Los fotógrafos y los operadores cinematográficos derrochan placas y películas que las empresas periodísticas pagarán a precio de oro en la puja por ofrecer al público lector de la Argentina las más impresionantes escenas. Ha terminado el acto. En la bóveda, una chapa de oro: “Al teniente general del ejército Argentino D, José Félix Uriburu, el gobierno de la república de Francia”.
“ Estamos en Buenos Aires, al borde de una tumba, sobre el camino principal del cementerio de las Chacarita. Es hoy el 46 aniversario de la masacre de Chicago. Ante la fosa donde fue arrojado el cadáver de Severino Di Giovanni, un grupo de anarquistas
- hombres y mujeres-condena con grandes voces viriles los grandes crímenes del capitalismo y de las tiranías. La policía acecha desde lejos, oculta entre árboles y cruces, listas las armas para poner punto final al acto. No hay reporteros. Los grandes diarios de Buenos Aires, no gastan un gramo de plomo en cosas pequeñas. No hay, por lo tanto, tampoco fotógrafos. Tampoco hay crespones. Nadie tampoco llora. América Scarfó – que está presente, al pie de la improvisada tribuna-, viste un trajecito de tela marrón; hay en su rostro un leve matiz rosado y un fulgor de júbilo en sus ojos...
“ Sobre la tumba humilde, apenas adornada con trozos de ladrillos, un pedazo de mármol quizá recogido de alguna tumba desecha por el tiempo, muestra unos garabatos manuscritos a lápiz: “A Severino Di Giovanni, sus admiradores”.
“Aquel fue un militar; éste fue un anarquista. Aquel fue un tirano, es decir un opresor de los pueblos; éste fue un libertario, es decir un luchador por la libertad humana. Aquel vivió para dar todas sus energías a la sociedad actual y hacer más duras y pesadas las cadenas que arrastran las clases humildes; éste vivió para dar todas sus energías a la fuerza social que tiende a destruir esa sociedad y a romper todas las cadenas.
“ Uriburu murió como un civil, sin pena ni gloria, en un desvanecimiento que le ahorró el ver de frente a la muerte. Di Giovanni murió -¡oh ironía!- como ciertos generales gloriosos, mirando de frente a la muerte, cara a cara con ella, dando un grito viril que hizo temblar hasta a la muerte misma, porque aquellos que presenciaron el asesinato dicen que los caños de los fusiles oscilaron. ¡ Temblaron los corazones y los pulsos de los soldados fratricidas!
“El militar tirano murió teniendo a su diestra, arrodillada, deshecha en llanto, a la mujer que le acompañara en las horas siniestras de la dictadura. El anarquista marchó hacia la muerte después de haber recibido en su frente el beso serenísimo de la compañera que le llevara a la capilla la mejor ofrenda de dolor: una mirada llena de luz.
“Uriburu murió con un termómetro bajo el brazo, en un cuarto de hospital. Di Giovanni murió con una sonrisa en los labios.
“ Aquel tendrá mañana un monumento ante el cual desfilará reverentemente el mismo pueblo que oprimió. Este tendrá en el corazón de los anarquistas algo que vale por todos los mármoles de Carrara: un sentimiento de gratitud y de solidaridad porque si bien luchó contrariando el criterio de muchos, empleando medios personales discutibles, SUPO CAER COMO QUERIAMOS TODOS”.
Esta es una breve síntesis de la historia de Severino Di Giovanni.
Recomendamos leer los dos libros antes citados de Osvaldo Bayer, que permiten un análisis amplio sobre la etapa histórica en que sucedieron los hechos.
1 comentario:
El asesinato de Bruno Canovi, mi tío abuelo, por la Liga Patriótica Argentina ocurrió de la siguinte manera: Se encontraba almorzando junto con mi abuelo Renato Canovi frente al local de la Sociedad de Resistencia de Chauffeurs de la Capital, cuando varios autos bloquean las esquinas acorralando a quienes se encontraban en esa calle.
De los vehículos descienden los sicarios que comienzan a disparar a mansalva, intentan los hermanos Canovi, lograr el refugio en el local del gremio, pero Bruno no lo logra, cayendo herido de muerte, mi abuelo Renato, trata de auxiliar a su hermano regresando a la calle, oportunidad en que le entran dos balazos en el abdomen, falleciendo algunos días después, en un hospotal al que fue llevado luego de ser interrogado en la comisaría de la zona, pese a estar herido de gravedad.
Es cierto que los oligarcas de entonces trataron de expiar sus culpas ofreciendo alguna ayuda a las familias de las víctimas, pero mi abuela Julia García Escobar, que había quedado viuda, sin recursos y con dos hijos pequeños, el mayor era mi padre, también Renato, tuvo la dignidad de sacarlo al propio Carlés a escobazos de su casa.
Los hermanos Canovi, Bruno y Renato (mi abuelo) eran los hijos menores de Angelo Canovi, a quien acompañaron en el exilio desde Italia, escapando de la represión de Humberto Primero.
Angelo Canovi, fue un bodeguero y licorista de ideales anarquistas, fundador del "Circolo Internazionalista" y del periódico L'o Scamisatto, participó activamente en la Primera Internacional, y fue compañero y amigo de Camilo Prampolini, primer diputado socialista de Italia.
Pasó buena parte de su vida preso por sus ideas, y llamó a la conformación del Ejército Republicano de los Apeninos, para derrocar al rey.
Afortunadamente no vió morír a sus hijos menores Bruno y Renato, como tampoco a otro de sus hijos, Alcibíades, quien regresó a Italia, y siendo denunciado como antifascista, murió en un campo de concentración.
Pequeñas historias que concurren a conformar la gran Historia, que no deben ser olvidadas.
Los nietos de Renato Canovi no olvidamos, para recordarlo tenemos la única herencia recibida de un abuelo al que solo conocimos por los relatos de sus hijos, esta herencia consiste en una foto y un ejemplar de "La Protesta", que mi abuelo Renato tenía doblado en el bolsillo de su saco y atravesado por las balas que lo mataron y empapado con su sangre no nos dejarán olvidar.
Para que no haya olvido, espero que estas líneas motiven a alguien a trabajar por un mundo mejor.
Cordialmente
Ricardo Alberto Canovi
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