domingo, 17 de mayo de 2009

1° de Mayo - Cordobazo , Homenaje en el Día Internacional de los Trabajadores- Tosco

El 2 de mayo se efectuó como todos los años, en la Plazoleta de la Memoria Pastor, José De Luca, nuestro Homenaje al 1° de Mayo, día Internacional de los Trabajadores.
Compartiendo el barrio con los maestros de UTE, que también realizaron un acto, pero en el Parque Patricios; entregamos gratuitamente a los vecinos que lo solicitaron, una breve Historia del 1° de Mayo. La aceptación fue general, y nuevamente el barrio recordó parte de una historia que está en los orígenes de su naturaleza.
A continuación les ofrecemos una parte de lo realizado


NO NOS OLVIDAMOS DE LA SEMANA TRAGICA
NO NOS OLVIDAMOS DE LOS DESAPARECIDOS


DE AYER Y DE HOY,
DE LA REPRESIÓN EN LOS BARRIOS, NI DE LOS PRESOS POLÍTICOS




Para recuperar la Memoria convocamos a investigar la masacre donde fusilaron al pueblo trabajador en enero de 1919.

La huelga comenzó a finales de 1918 por reclamos laborales mínimos, y explotó, en los hechos de la llamada Semana Trágica en enero de 1919.
El día 7, rompehuelgas custodiados por la policía intentaron ingresar a los talleres Vasena; los trabajadores que intentaron cortar el paso de los traidores, fueron baleados por la policía, cayendo cuatro trabajadores asesinados.
El día 8, la FORA del V°, declaró una huelga general por tiempo indeterminado.
El día 9, cuando se realizaba el sepelio de los trabajadores ultimados, y al pasar el cortejo por el convento de Yatay y Corrientes, fueron nuevamente baleados por policías y bomberos que se apostaban en su interior; en respuesta a este segundo ataque fue incendiada una parte del edificio. Cuando el acompañamiento llegó a la Chacarita fue nuevamente tiroteado, y varios obreros mas, cayeron asesinados. En respuesta, fueron asaltadas varias armerías, y hubo tiroteos hasta la madrugada.
El día 10 la ciudad es militarizada, y comienzan los ataques a hogares obreros, y judíos de Once y Villa Crespo.

Por estas experiencias, no olvidamos, no perdonamos.
¡La represión y la explotación continúan,
la lucha también!

¡Esclarecimiento y Aparición de Jorge Julio López!
Darío Santillán y Maximiliano Kosteki
¡PRESENTES!


















También nos llegó esta adhesión y una poesía, desde el Consejo Latinoamericano de Iglesias Red de Liturgia del CLAI

Me permito evocar el holocausto de los mártires de Chicago y saludar a cada persona que en este planeta vive la realidad laboral con angustia y luchando por derechos conculcados luego de siglos de esfuerzos por alcanzar la igualdad y la fraternidad, al cumplirse el próximo 1º de mayo un nuevo aniversario de ese trágico suceso.

OFRENDA AL TRABAJADOR

Orfebre de tus derechos
Tantas veces postergados
Por tus luchas cotidianas
La memoria hoy te recuerda.


Operario de la historia
Batallas por tu salario
Por las horas de trabajo
Por el descanso que espera


Fabricante de riqueza
Con el sudor de tu cuerpo
Sos la herida más violenta
Que indaga en cada momento


Y en esos duros combates
Por alcanzar tu sustento
Las huellas del sufrimiento
En tu rostro se reflejan.



Proletarios del dolor
Con tus manos y tu mente
Se fragua en tu corazón
La fatiga que estremece.


Hoy queremos vindicar
Los mártires de Chicago
Que en la jornada más cruel
Su holocausto nos dejaron.



Con la figura más fiel
Fraternal de su designio
En las pugnas te hace ver
Reivindicando tus sueños.



Mas si es necesario el día
Compañero de faena
Sos militante en la calle
Por abolir la miseria.



También es justo decir
Que el perverso desempleo
Es el nuevo desafío
Para vencer en el ruedo.



Y a todos los que en su brega
Nos conmemora esta fecha
El homenaje entusiasta
Del escritor de estas letras



PARA EL TRABAJADOR EN SU DÍA


1º DE MAYO DE 2009

JORGE VILLELLA





DECLARACION POR EL 1° DE MAYO
DIA INTERNACIONAL DE LOS TRABAJADORES

Este 1° de mayo de 2009 saludamos la participación y movilización de los trabajadores y trabajadoras, como homenaje activo a los Mártires de Chicago, y a todos nuestros hermanos/as de clase que dieron su vida por nuestros derechos y reivindicaciones. Saludamos los actos y convocatorias que en fábricas, barrio, sindicatos, en Plaza Lorea, Plaza de Mayo, etc. reunieron a miles de trabajadores que enfrentamos a diario a las patronales y a sus representantes en el gobierno y en la “oposición”, haciendo de estas luchas un verdadero homenaje a los caídos, entrelazándolas con La historia de nuestra clase y de los pueblos contra la explotación y la opresión del imperialismo.

Los que manejan este sistema capitalista, no darán una salida a la crisis favorable a nuestros intereses. La UIA quiere el dólar a $5 para pulverizar el salario; la Mesa de Enlace quiere dejar de pagar retenciones e impuestos, haciendo del país su estancia(Mesa de Enlace que no representa los verdaderos intereses de los pequeños productores y mucho menos de los trabajadores rurales). Los que hablan de la inseguridad promueven una guerra de pobres contra pobres y la represión a los trabajadores, los jóvenes y los que luchan. Como desde hace más de 150 años, para los trabajadores la solución de nuestros problemas, más que en las elecciones, está en nuestra organización independiente como clase trabajadora, y en la lucha junto a todos los sectores populares.
El 1° de mayo, la lucha por las 8 horas de los mártires de Chicago y de todos los que cayeron por los derechos de los trabajadores, es uno de los símbolos más claros de la lucha contra la explotación. Pensamos que terminar con la explotación es el objetivo de fondo, estratégico de los trabajadores. Para terminar con la pobreza, hay que terminar con la explotación, ya que a través de esta unos pocos se enriquecen cada día más y millones son empobrecidos hasta quedar en la miseria.
En esa lucha tenemos que forjar nuestra unidad como clase, trabajadores ocupados, desocupados y jubilados, construir un sindicalismo de clase con amplia participación de las bases, con democracia sindical y cumplimiento de las decisiones mayoritarias, para forjar la organización y dirección que necesitamos para vencer en las luchas que afrontamos. Luchar con firmeza, sin claudicaciones, pactos, ni expectativas políticas en las distintas salidas que nos proponen los distintos sectores patronales y del gobierno, evitando nuevas frustraciones. Forjar las herramientas que nos permitan unirnos en lo sindical y en lo político para luchar por una sociedad sin explotadores ni explotados

NOS DECLARAMOS
· Contra los despidos o suspensiones en cualquier lugar de trabajo, por salario igual a la canasta familiar, y el 82 % móvil a los jubilados.
· En apoyo a los trabajadores que ocupan las empresas contra el cierre o los despidos y en solidaridad con todas las luchas obreras y populares en América Latina y el mundo.
· Por el NO pago de la deuda externa.
· Contra la criminalización de la pobreza, los jóvenes, los niños, y la protesta social

EN DEFENSA DEL TRABAJO Y EL SALARIO:
PARO NACIONAL DE LA CTA Y LA CGT.


¡QUE LA CRISIS LA PAGUEN los Empresarios, Patrones, Terratenientes y Capitalistas, Y NO EL PUEBLO TRABAJADOR!

“LA EMANCIPACIÓN DE LOS TRABAJADORES
SERA OBRA DE LOS TRABAJADORES MISMOS”

¡VIVA EL 1° DE MAYO!
¡VIVA LA LUCHA DE LOS TRABAJADORES
Y DE LOS PUEBLOS EN TODO EL MUNDO!

PD: (extracto del documento de los trabajadores de ATE Sur- Lomas de Zamora)




Un poco de historia


Hace 123 años se consumaba un crimen judicial se condenaba a la horca a varios dirigentes anarquistas por sus ideas políticas
El fraudulento proceso judicial llevado a cabo en Chicago tendía a escarmentar al movimiento obrero norteamericano y desalentar el creciente movimiento de masas que pugnaba por la reivindicación de la jornada de ocho horas de trabajo.
Aquellos trágicos hechos ocurridos en Chicago en 1886 -la huelga del 1º de Mayo, la protesta sindicalista y el proceso judicial a los dirigentes y militantes anarquistas- serían tenidos muy en cuenta, años después, por el movimiento obrero internacional que, justamente, adoptó como el Día de los Trabajadores, el 1º de Mayo.
Pero el escarmiento no sólo abarcaba al sindicalismo. Debe tenerse en cuenta que de los ocho dirigentes anarquistas, sólo dos eran norteamericanos y el resto se trataba de inmigrantes extranjeros.
Sus nombres fueron: Michael Schwab, Louis Lingg, Adolph Fischer, Samuel Fielden, Albert R. Parsons, Hessois Auguste Spies, Oscar Neebe y George Engel.
En Boston y en algunas otras ciudades norteamericanas de la época había una fuerte corriente contra los trabajadores extranjeros que reclamaban por sus derechos laborales y sociales junto a sus hermanos norteamericanos.
La guerra de Secesión había interrumpido el crecimiento de las organizaciones sindicales, cuyo punto de partida data de 1829, con un movimiento que solicitó la implantación de la jornada de ocho horas de trabajo, en el estado de Nueva York.
Pero a partir de los años ochenta, se fue acrecentando la actividad gremial en la cual socialistas, anarquistas y sindicalistas, cumplieron un rol destacado en cuanto a su labor propagandística y política.
Mauricio Dommanget en su ‘Historia del Primero de Mayo’, al referirse a los trabajadores de Chicago, afirma: ‘Muchos trabajaban aún catorce o diez y seis horas diarias, partían al trabajo a las 4 de la mañana y regresaba a las 7 u 8 de la noche, o incluso más tarde, de manera que jamás veían a sus mujeres y sus hijos a la luz del día. Unos se acostaban en corredores y desvanes, otros en chozas donde se hacinaban tres y cuatro familias. Muchos no tenían alojamiento, se les veía juntar restos de legumbres en los recipientes de desperdicios, o comprar al carnicero algunos céntimos de recortes’.
La central obrera norteamericana de entonces, la Federación de Gremios y Uniones Organizados de Estados Unidos y Canadá, años después transformada en la Federación Norteamericana del Trabajo (AFL), había proclamado en su cuarto congreso de 1884, que la duración legal de la jornada de trabajo, a partir del 1º de Mayo de 1886, sería de ocho horas de duración. Ese 1º de Mayo se había constituido en una fecha clave tanto para los trabajadores como para los capitanes de la industria.
La huelga del 1º de mayo de 1886
La prensa norteamericana, principalmente el ‘Chicago Mail’, el ‘New York Times’, el ‘Philadelphia Telegram’ y el ‘Indianapolis Journal’ habían advertido por esos días el ‘peligro’ de la implantación de la jornada de 8 horas ’sugerida -decía el ‘Chicago Mail’- por los más locos socialistas o anarquistas’.
La huelga del 1º de Mayo de 1886 fue masiva en todos los Estados Unidos. Algunos sectores industriales admitieron la jornada de ocho horas, pero la mayoría fue intransigente a aceptar ese reclamo. En Milwaukee la represión policial produjo nueve muertos obreros y hubo enfrentamientos violentos en Filadelfia, Louisville, St. Louis, Baltimore y principalmente en Chicago.
En esta última ciudad actuaban, además de las fuerzas policiales y antimotines, una suerte de policía privada al servicio de los industriales y empresarios: la compañía Pinkerton.
En tanto el 1º de mayo había transcurrido sin ninguna violencia, fue dos días después, cuando los sindicatos de la madera convocaron a una reunión, que los ‘rompehuelgas’ de la Pinkerton atacaron a los trabajadores. Intervino la policía y el fuego de las armas produjo seis muertos y medio centenar de heridos, todos entre los trabajadores.
Así fue que los anarquistas llamaron, para el 4 de mayo, a una concentración en el Haymarket Square, acto público que contaba con autorización de las autoridades. Al finalizar la reunión y cuando se desconcentraban los trabajadores, el capitán Ward avanzó sobre los grupos obreros en actitud amenazante.
Alguien lanzó entonces una bomba contra efectivos policiales y abatió a uno de los policías, hiriendo a otros varios. Entonces, las fuerzas policiales abrieron nutrido fuego contra los trabajadores matando a varios y causando 200 heridos.
Ese hecho de violencia permitió a las autoridades judiciales, instigadas por varios políticos y diarios -principalmente el ‘Chicago Herald’ -a detener y procesar a la plana mayor del movimiento sindical anarquista.
Así fueron arrestados el inglés Fielden, los alemanes Spies, Schwab, Engel, Fischer y Lingg y los norteamericanos Neebe y Parsons.
Comenzaba el Proceso de Chicago, una burla a la justicia y un verdadero fraude procesal como demostró pocos años después el gobernador del estado de Illinois, John Peter Atlgeld.
‘Razón de Estado’
Es evidente que el Proceso de Chicago contra los ocho sindicalistas anarquistas produjo una sentencia dónde primó el principio de la ‘razón de Estado’ y que no se buscaron pruebas legales ni se tuvo en cuenta la normativa jurídica de la época. Se quiso juzgar a las ideas anarquistas en la cabeza de sus dirigentes, y en ellos escarmentar al movimiento sindical norteamericano en su conjunto.
Para ello fueron amañados testigos, se dejaron de lado las normas procesales, y los miembros del jurado -como se demostró pocos años después- fueron seleccionados fraudulentamente. Entre otras anomalías procesales, la primera fue que se los juzgó colectivamente, y no en forma individual, como disponía la legislación penal. Se trataba de un juicio político, y la causa no era la violencia desatada el 4 de mayo de 1886, sino las ideas anarquistas, por un lado, y la necesidad de impedir el avance de la organización gremial que había paralizado a los Estados Unidos el 1º de mayo del mismo año, por el reclamo de la jornada laboral de ocho horas.
El gobernador Altgeld, años después, explicaría al pueblo norteamericano que el juez interviniente en el Proceso de Chicago actuó ‘con maligna ferocidad y forzó a los ocho hombres a aceptar un proceso en común; cada vez que iban a ser sometidos a un interrogatorio los testigos suministrados por el Estado, el juez Gary obligó a la defensa a limitarse a los puntos específicamente mencionados por la fiscalía pública’ en tanto que ‘en el interrogatorio de los testigos de los acusados, permitió que el fiscal se perdiera en toda clase de vericuetos políticos y leguleyerías extrañas al asunto motivo del proceso’.
‘Ahorcadles y salvareis a nuestra sociedad’
El fiscal Grinnel, en su alegato, proclamó: ‘Señores del jurado: ¿declarad culpables a estos hombres, haced escarmiento con ellos, ahorcadles y salvaréis a nuestras instituciones, a nuestra sociedad!’.
El 28 de agosto de 1886 el jurado, especialmente elegido para aniquilar a los acusados, dictó su veredicto especificando que siete de los imputados -Parsons, Spies, Fielden, Schwab, Fischer, Lingg y Engel- debían ser ahorcados, y el octavo, Neebe, condenado a 15 años de prisión.
Antes que el crimen judicial se consumara, se cometió otro previo, el misterioso suicidio de uno de los condenados: Louis Lingg, quien con la colilla de un cigarrillo habría prendido la mecha de un cartucho de dinamita. En realidad, como afirman los historiadores actuales, se trató de representar ante el gran público otra demostración de que los anarquistas morían en su propia ley, las ‘bombas’. Hoy se coincide en que Lingg fue asesinado.
Spies, Fischer, Engel y Parsons subieron al patíbulo el 11 de noviembre, y fueron ahorcados ante el periodismo, las autoridades judiciales, la policía y el público allí reunido.
El escándalo fue tan grande que a Fielden y Schwab se les conmutó la pena de muerte por la de prisión perpetua. La movilización de las fuerzas sindicalistas y la actuación de políticos como John Peter Atlgeld, hizo que el 26 de julio de 1893 se les otorgar el ‘perdón absoluto’ a Samuel Fielden, Oscar Neebe y Michael Schwab.
De todas maneras, estos tres anarquistas tuvieron mucha más suerte que otros dos ajusticiados cuarenta años después: Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti, en otro proceso igualmente fraudulento. Pero la reivindicación de los mártires de Chicago fue realizada pocos años después de la muerte de cuatro de ellos y de la liberación de los tres restantes.
(tomado de ARGENPRESS)




Acuarenta años del Cordobazo

recordamos la figura del "Gringo" Tosco

en un artículo de Osvaldo Bayer en Página 12


·El Gringo Tosco y sus circunstancias
Por Osvaldo Bayer


Otra vez más la Etica triunfa en la Historia. He estado en Córdoba para llevar al público joven mis recuerdos del Cordobazo. Cuarenta años después. Quedó en claro en todos los actos el desprecio profundo hacia los dictadores de turno de aquella época y de sus obedientes uniformados. Y por supuesto de sus civiles que llegaron a cualquier traición a los principios éticos con tal de alcanzar poder. Y límpidos, así, límpidos, con la fuerza de esa palabra, los herederos del pueblo. Los que pusieron el rostro en la primera fila de la gente en la calle. La voz, el coro, la protesta como única arma, pero la razón de esa protesta contra los represores, los defensores de los intereses sucios del egoísmo. Ese Onganía, ese general estreñido, el monumento al egoísmo y de la orden del grito y el cuerpo a tierra.
Los trabajadores y los estudiantes, qué conjunción. El basta a la dictadura militar, el sí al derecho a la libertad, el sí a la vida digna, el no al mandoneo, a las rejas, a la humillación diaria. Y en todos los actos, en todos los seminarios surgió una figura. Agustín Tosco, el Gringo. Allí, con su traje de trabajo en el medio de la primera fila haciendo frente a los lanzagases y a los siniestros bastonazos de aquella policía.
Me pidieron que relatara mi experiencia con el Gringo cuando por el gremio periodístico delegado ante los congresos de la CGT. Y allí estaba él. Siempre sabíamos que se iba a poner de pie para hacer escuchar su protesta o su propuesta. Un idioma distinto. Lo vi trenzarse con Vandor, cuando éste recibía el apoyo del dictador Onganía y Tosco sabía que al salir lo podían esperar para el puñetazo o las esposas. O más tarde, en sus trenzadas con Rucci, el metalúrgico obediente y cauteloso. El mejor documento fue esa discusión en Canal 7, entre los dos, donde quedaron claras las posiciones. Rucci, que no quería meterse con el sistema, y Tosco, que veía como única salida digna una lucha para cambiar esa sociedad plena de promesas, de modificaciones para no cambiar nada y niños con hambre. Sí, esas expresiones textuales dichas ante la pantalla: Tosco: “El Movimiento Nacional Intersindical es socialista, levanta la bandera de la liberación nacional y social”. Rucci: “El peronismo plantea la unidad de todos los sectores, no plantea la lucha de clases. Bien lo ha dicho el general Perón”. Tosco: “Nuestra visión del socialismo nace incluso en el programa de Huerta Grande, del manifiesto del 1º de mayo de la CGT de los Argentinos y del documento de octubre del Movimiento Nacional Intersindical. Nosotros queremos rescatar los medios de producción y de cambio que están en manos de los consorcios capitalistas, fundamentalmente de los monopolios, para el pueblo, socializarlos y ponerlos al servicio del pueblo. Nuestro punto de vista es que deben desaparecer las clases y que debe existir una sola clase, la de quienes trabajan. Y no como ahora que existe la de los explotados que trabajan y las de los explotadores que sólo viven del esfuerzo de los demás”. Rucci: “Eso no es socialismo sino marxismo”. Es cuando el locutor le progunta a Rucci: “¿Usted le tiene mucho miedo al marxismo?”. Y Rucci le responde: “No, no le tengo miedo. Pero considero que el marxismo ya no tiene más vigencia en el mundo”.
La lucha del Gringo Tosco fue contra la burocracia sindical. Lo demostró con su ejemplo. Han salido muchos libros ya con testimonios de los que lo conocieron y hablan de su total humildad en su forma de vivir y de vestir. En el libro Tosco, grito de piedra, el doctor Habichayn relata que cuando estuvo preso, Tosco se opuso a que el sindicato de Luz y Fuerza le hiciera llegar a su familia un dinero para cubrir las necesidades inmediatas. No aceptó eso de ninguna manera. Lo rechazó de plano. Planteó que jamás se debía sacar dinero del sindicato y que, en todo caso, si algunos compañeros querían aportar voluntariamente, lo aceptaría. Eso le parecía lo correcto. Apelaba a la conciencia de los trabajadores.
La solidaridad. Lo mismo ocurrió cuando estaba preso en Trelew y el ERP hizo el operativo para liberar a los detenidos. El propio Gorriarán Merlo, uno de los presos participantes, le ofreció un lugar a Tosco en el auto que los iba a llevar al aeropuerto y de allí volar hacia Chile, y de esa manera quedar libre. Tosco, le agradeció pero dijo: “No, yo quiero que me liberen los trabajadores con sus acciones solidarias pidiendo mi libertad”. Y se quedó.
Su compañero de prisión, Suárez, dirigente obrero, relata: “El Gringo Tosco era uno más lavando los platos en la cárcel, sin aceptar cualquier ventaja que le pudiera dar su nombre o el respaldo de todo un gremio y todo un pueblo que estaba detrás de él. No permitía ningún privilegio, al contrario, exigía que se lo tratara exactamente como se nos trataba a nosotros”.
Me tocó en suerte también esta vez presentar el bello libro de fotos de Tosco y sus acciones llamado Tosco, la calle tiene memoria, de Adrián Jaime. Es el mejor testimonio del coraje civil y la humildad de este héroe, de este Hijo del Pueblo: siempre adelante en las marchas, siempre dirigiendo la palabra en las manifestaciones. El Cordobazo queda ahí mostrado desde sus aspectos más emocionantes.
La muerte del Gringo iba a desbordar todos los cánones de la tristeza. Morirá perseguido por las Tres A. Estaba muy enfermo de cáncer. Pero no lo pudieron internar en un hospital para su tratamiento porque allí lo iría a buscar la banda de asesinos de López Rega. Igual, sus amigos hicieron todo lo posible para atenderlo. Un médico amigo lo visitaba. Finalmente falleció de un tumor. Lo que nunca podrán explicar los sindicalistas del oficialismo de entonces es cómo ellos no le ofrecieron ayuda, lo internaron en uno de sus hospitales y le pusieron una guardia especial. Pero no. Fue más fácil lavarse las manos diciendo “fueron las Tres A” y no nosotros los que le hicimos la vida imposible.
Nos imaginamos ésa su última soledad. Su sepelio convocó a veinte mil personas. Pero en determinado momento atacó la policía y la gente fue golpeada y perseguida. Muchos se tuvieron que refugiar entre las tumbas del cementerio. Por haber ido a despedir a un hombre honesto. Pero la verdadera Historia no perdona. Pese a a su persecución, hoy Tosco es uno de los héroes máximos de los trabajadores y del pueblo todo. Comparable con aquellos que en el siglo XIX comenzaron a organizar las “sociedades de oficios varios” para lograr una vida un poco más digna, a pesar de la cruel ley 4144, de Julio Argentino Roca, por la que se expulsaba a todos los extranjeros que impulsaran ideologías “contrarias al ser nacional”. Como decían los oradores salidos de las “casas bien” de aquel entonces.
Después de regresar de Córdoba, al día siguiente fui a visitar la cárcel de Ezeiza, de mujeres. Presas “comunes”. Les hablé a ellas de los ideales de mayo y de aquella increíble asamblea del año trece que prohibió “para siempre” el uso de tormentos en la averiguación de delitos. 1813. Ciento veinte años después el militar Uriburu oficializaba de facto el uso del invento argentino: la picana eléctrica del comisario Lugones. Y 160 años después, Videla, Massera y Agosti la utilizaron como utensilio diario en los lugares de detención. Y ya en nuestros días el occidental y cristiano, Bush oficializaba la tortura en Guantánamo. Cuando me oyen, las presas de Ezeiza despuntan una sonrisa burlona como diciendo “todo sigue igual”. Tres de ellas muy jóvenes me hablan para decirme que no se les permite estar con sus pequeños hijos porque ellas son menores de edad. Una de ellas es ya madre de tres niños. Se quejan porque los organismos de derechos humanos nunca las visitan. Tienen urgencia de confiarles sus sufrimientos. “Por aquí, nunca vienen”, me dicen y me miran con ojos muy tristes, sin esperanzas.
Hace mucho frío. He tenido que darles la clase en un salón sin calefacción, pese a la temperatura. Tengo luego que caminar por los playones de la cárcel más de un kilómetro hasta la salida porque no hay servicio de transportes. El diablo debe estar gozando, me digo. Y pienso en las largas prisiones que sufrió el gringo Tosco en estas tierras de las espigas de oro.




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